¡Muy buenas!
Mark Dingemanse, Francisco Torreira y Nick Enfield trabajan en el Max Planck Institute for Psycholinguistics en Holanda. Han llevado a cabo un estudio de comparación de 31 idiomas – desde Siwu (un dialecto de Ghana) a Lao, pasando por Murriny Patha (lo que hablan los aborígenes australianos). Uno de sus mayores descubrimientos fue darse cuenta de que la palabra “huh” – en castellano el “eh” – parece ser universal. Cuando un humano no entiende a otro humano, de una punta del planeta al otro, hará una mueca confusa y dirá “¿huh?”.
Puede parecer frívolo, pero esta palabrita, junto con otras que tienen una función similar como “¿perdona?” o “¿qué?” son herramientas indispensables en la comunicación. Sin estas palabras no tendríamos ninguna forma de expresar que no hemos entendido algo o que no hemos escuchado bien.
No es muy común encontrar palabras universales que existan en todos los idiomas, por un simple motivo (entre otros): no somos capaces todos de pronunciar los mismos sonidos. Vale, “huh” no es que sea una palabra compleja, es más un gruñido que otra cosa, pero aún así se considera palabra.
Fijaros en este curioso vídeo de las pequeñas variaciones que sufre la palabra de un país a otro:
Entonces, ¿como explican este fenómeno los linguistas? Tras compilar información de 31 idiomas distintos, vieron que siempre tenía las mismas características: el “huh” tenía una sola sílaba y tenía intonación tipo pregunta. Un idioma suele ser específico de un lugar pero una conversación tiene el mismo objetivo alrededor del mundo.
Comparan una conversación con el tráfico: hay una serie de normas que nos hemos comprometido a seguir y todos intentamos que fluya bien. Una persona pregunta, otra responde, y no dejamos pausas demasiado largas entre frases. El tiempo entre que habla uno y contesta el otro es de unos 200 milisegundos, por lo que, si algo no se ha entendido, mejor soltar un “huh” rápido y decisivo para que tu compañero tenga tiempo de repetirse sin interrumpir demasiado la conversación.
Además, llegaron a la conclusión de que aunque parezca casi primitiva la palabra “huh”, no hay nada parecido en el mundo animal. Cuando nos hacemos daño y gritamos “¡AH!”, es un sonido involuntario. Pero “huh” se tarda en aprender; de hecho lo comienzan a utilizar los niños de forma correcta sobre los 5 años.
Así que la próxima vez que no entendáis una clase de inglés, ya sabéis: “¿HUH?”.