¡Buenos días señoras y señores!
Esta expresión seguramente la conozcáis todos en su variante castellana: “a caballo regalado, no le mires el dentado”.
Esta frase hecha nos viene de San Jerónimo, considerado el Padre de la Iglesia, quien tradujo la Biblia del griego y el hebreo al latín. Pues bien, en su introducción a la Epístola a los Efesios (una de las cartas escritas por San Pablo, incluída en el Nuevo Testamento), San Jerónimo anotó que era una frase hecha común: “Equi donati dentes non inspiciuntur”.
¿Y qué significa? Las encías de un caballo retroceden a medida que envejecen y eso crea una ilusión en que los dientes parecen más largos. Inspeccionar los dientes de un caballo regalado era de mal gusto, pues daría la impresión de querer saber lo viejo que era.
Por ejemplo:
“My mother in law bought me this dress. I don’t like the colour very much”
“Don’t look a gift horse in the mouth”
(“Mi suegra me ha comprado este vestido. No me gusta mucho el color” “A caballo regalado no le mires en dentado”).
Ejercicio: en la sección de comentarios, escribid ejemplos o situaciones en los que utilizaríais esta expresión y nosotros os ayudaremos, ¿os parece? Que todo está en la práctica.